---
//Difícilmente califica como buena excusa estar enamorado…
Se nota, cuando la película pierde color, que no estoy pisando ladrillo amarillo.
El camino de mi casa a tu casa es de color amarillo.
Cuando me salgo de ese camino se nota,
porque suena una voz sin sonido que me dice sin hablar “toma el teléfono y llámala”…,
pero sería tan tonto...
a pesar de que sé que es lo único que debo hacer…
Se nota, cuando la película pierde color, que no estoy pisando ladrillo amarillo.
El camino de mi casa a tu casa es de color amarillo.
La película se destiñe cuando el camino ya no es amarillo sino color gris como el cemento…
o como un camino de tierra en una película en blanco y negro.
Sé que me salí de ese camino cuando en vez de gastar dos horas caminando hasta tu casa, buscándote, Daniela, me las gasto frente a un monitor escribiendo.
Se nota, cuando la película pierde color, que no estoy pisando ladrillo amarillo.
El camino de mi casa a tu casa es de color amarillo.
Es largo, pero pucha que es rico.
Es largo, pero pucha que es rico.
Cuando me salgo de ese camino sé que estoy equivocado.
Sé que no quiero ganar plata,
que no quiero sacarme buenas notas,
que no quiero ser famoso…
sino algo mucho más hormonal…
una alternativa de mercado al monopolio materno.
Se nota, cuando la película pierde color, que no estoy pisando ladrillo amarillo.
El camino de mi casa a tu casa es de color amarillo.
La primera vez que lo recorrí a pie olvidé mis zapatillas rojas…
La primera vez que lo recorrí a pie olvidé mis zapatillas rojas…
choqué los talones y repetí mil y un veces "no hay lugar como el hogar, no hay lugar como el hogar" y no pasó nada...
fue tan triste el camino de vuelta.
/*Respirar el viento frío con la guata al aire y medio cuerpo fuera de la ventana, al ritmo de los árboles y de las hojitas, bajo un techo oscuro de algodón de azucar pálido, sin ninguna estrella, es una experiencia inigualable. Es como caminar de mi casa a tu casa, solo que mucho más esperanzador. Es de esas experiencias que a uno le urge compartir.
PD: mira, no me dió verguenza escribir tu nombre... me merezco una carita feliz.*/
/*Respirar el viento frío con la guata al aire y medio cuerpo fuera de la ventana, al ritmo de los árboles y de las hojitas, bajo un techo oscuro de algodón de azucar pálido, sin ninguna estrella, es una experiencia inigualable. Es como caminar de mi casa a tu casa, solo que mucho más esperanzador. Es de esas experiencias que a uno le urge compartir.
PD: mira, no me dió verguenza escribir tu nombre... me merezco una carita feliz.*/